sábado, 5 de noviembre de 2011
La Cenicienta
Érase una vez un hombre viudo que se casó con una mujer viuda. El hombre tenía una hija muy bella y la mujer tenía dos hijas muy malvadas. Un día el hombre falleció y toda la fortuna se la quedó la mujer. A la hija del hombre la trataban muy mal y la llamaron Cenicienta porque dormía junto a las cenizas del fuego. Cenicienta limpiaba, lavaba, cocinaba, pero sobre todo lloraba. Un día llegó a la casa una carta de Palacio, que decía que se iba a celebrar un baile para todas las jóvenes casaderas, porque el príncipe quería buscar esposa. Las hermanastras de Cenicienta no la dejaban ir. Cenicienta lloraba y lloraba. De repente apareció un hada. Era el hada madrina de Cenicienta. El hada le dijo: -No llores porque irás al baile. El hada vistió a Cenicienta con un vestido muy bonito. Una calabaza la convirtió en una carroza, al gato en elegante cochero y a dos ratones en caballos. Cenicienta estaba muy contenta. El hada le dijo que el hechizo se acabaría a media noche. Cenicienta, cuando llegó a Palacio, bailó mucho con el príncipe y se enamoraron. Cuando dió media noche Cenicienta salió corriendo. El príncipe salió detrás de ella y por las escaleras se le cayó un zapato de cristal. El príncipe lo cogió. Al día siguiente el príncipe mandó que le probaran a todas las jóvenes del reino, el zapato. Por fin llegaron a casa de Cenicienta. Se lo probaron sus hermanastras pero no les quedaba bien. Cuando se lo probaron a Cenicienta se quedaron asombrados de lo bien que le estaba. Al día siguiente se casaron Cenicienta y el príncipe, y fueron muy felices.
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