Geronimo estaba en su despacho cuando de repente Tea le dijo que le iba a llamar Hiena, un amigo suyo. Hiena le llamó y le dijo que fuera al aeropuerto de Ratonia con los ojos vendados. Geronimo obedeció y, en un instante, Geronimo estaba en el desierto del Sáhara. Hiena dijo que iban a correr un maratón y le pasó de todo.
Al final llegó a la meta con Hiena a cuestas.
Si lo queréis, está en la biblioteca.
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