Evaristo es un pobre anciano que, a veces, se va pasear con Violeta, que también es una anciana. Evaristo está enamorado de ella y no se atreve a pedirle la mano. Hasta que un día, Josefina, una sobrina de Violeta, va a visitarla y Evaristo le dice que le pregunte a Violeta si ella le quiere. Cuando sale Josefina, le dice que ella no le quiere, pero eso era mentira. También le dice que Violeta se iba a vivir a su casa y que le hacía mucha ilusión. Cuando Violeta se muda a casa de su sobrina, la ponen en el cuarto de Rebeca, su hija, pero como ella no estaba a gusto la ponen en una habitación pequeña, donde hacía mucho frío. Y para comer sólo comían lo que quería Josefina.
Un día, Josefina y Violeta fueron a dar un paseo y vieron chalé muy bonito. Josefina le dijo a Violeta que si ella vendía su piso y ella el suyo, juntarían el dinero y se lo comprarían. Ella aceptó. Puso en venta el piso y una familia extranjera lo compró. Josefina se quería librar de su tia, así que puso 20 gotas de somnífero en la taza de café de Violeta y cuando fueron a visitar el zoo, Violeta se quedó dormida, y allí la dejaron sola.
Al día siguiente un guardia la vio y la llevó a una residencia de ancianos. Desde allí llamaron a Josefina, pero ella dijo que ya no la quería.
Entonces, Evaristo la localizó y fue allí y le dijo lo mucho que la quería. Violeta dijo lo mismo y se casaron
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