
Era de noche y Geronimo iba a casa de su tía Lupa, pero un rato después se perdió y acabó en un castillo encantado que a Geronimo no le pareció bien. Al final era sólo una broma de dos gatos pequeños. Se hicieron amigos de Geronimo y cada año fueron al castillo en el día de Halloween.
No hay comentarios:
Publicar un comentario